II Domingo de Cuaresma Ciclo B
LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR | Mc 9, 2-10
Antes de ser entregado a sus verdugos Jesús ora en el huerto de Getsemaní y pide a Pedro, Santiago y Juan que oren también. Horas mas tarde su rostro quedaría desfigurado y se convertiría en el varón de dolores, ante quien se vuelve el rostro (Is 55,3). Su persona divina se oculta entre las llagas de su cuerpo.
El evangelio de Marcos nos muestra la contra-parte de esa escena: El rostro de Jesús se ilumina con una luz más resplandeciente que la del sol. Esto ocurre mientras Moisés y Elías, en representación de la Ley y los Profetas, están ante él. Todo habla de la divinidad de Jesús que se manifiesta.
Son muchos los momentos de gracia en los que Dios se nos muestra con gloria, pero luego fácilmente volvemos el rostro cuando viene a nosotros en medio del sufrimiento. Que la transfiguración del Señor nos dé fuerza en los momentos difíciles, para que sepamos reconocer lo divino también en medio del sufrimiento y la desesperanza.
LA TRANSFIGURACIÓN Música y letra: Javier Brú
A un alto monte Jesús fue a orar llevando a Pedro, Santiago y Juan y allí lo vieron transfigurar.
Todo su rostro se iluminó y su vestido resplandeció con blanca luz más fuerte que el sol.
En gloria vieron hablándole de un lado a Elías y a otro a Moisés. Y Pedro dijo: “¡Qué bien estamos! Haré tres tiendas: Una a Elías, otra a ti y la otra a Moisés.” Mas no sabía lo que decir, temor sentían de estar allí.
Y LOS CUBRIÓ UNA NUBE EN LA QUE SE OYÓ: “ESTE ES MI HIJO AMADO ESCÚCHENLO”. Y JESÚS, A SOLAS CON ELLOS QUEDÓ Y SU SECRETO LES ENCOMENDÓ.
Cumplido el tiempo en Getsemaní pide a ellos mismos orar allí mientras con sangre suda al pedir:
“Si quieres Padre aparta de mi el cáliz que me va a consumir, mas beberé si has dispuesto así”.
La Luz que el mundo a cruz condenó y sus vestidos manchó en dolor, aún con el rostro desfigurado la nueva alianza nos ha entregado y Dios Padre lo exaltó. Pues si el Tabor quieres contemplar, hay un Calvario por superar.